Lo que más le dolia eran los pies, más que el hambre, más que el cansancio, más que cualquier otra cosa, sus pies ocupaban el centro de todo en ese momento, por lo que Octavio decidio detener la marcha para descansar junto al camino, quizas tambien pasar la noche alli. Salió de la senda y en la transicion, de la tierra y las piedras al pasto, sintió un alivio ensordecedor. Dejó sus cosas en el piso, la mochila por un lado, como acostada, y sobre ella cuidadosamente la guitarra. Al sentarse, dirigió su vista al lago, nunca antes se habia sentido tan pequeño y a la vez tan grande, nunca antes habia sentido el tiempo tan estatico, todo era en camara lenta.
3/5/12
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