Cuando uno se da el lujo de pensar
en cosas como la muerte
de repente deja de ser el mismo,
se mira al espejo sin reconocerse.
Sale a la calle, mira una flor,
un
árbol, una paloma
y ve como todo se desploma
perdiendo de a poco el color.
Camina sin rumbo unos cuantos pasos
que su mente no entiende, ni cuenta,
va reuniendo los pedazos
buscando algo que valga la pena encontrar.
Uno piensa en la muerte y descubre
que sin haber realmente vivido
esa ficticia
transición a lo desconocido
es parte de la misma mugre.
Y cada amor que fue forzado,
cada suspiro repartido,
cada abrazo malgastado
le pesa
ondo a uno en los sentidos,
y
ahí es cuando uno se pregunta
¿si se ha malgastado el tiempo
será este el momento
para darle fin a la penumbra?