3/3/09

El arma asesina

Un puñal en la oscuridad surco dos pechos, y mientras un cuerpo salia de la silenciosa casa, dos mas yacían, ya sin vida, en una de las habitaciones. Tres cuadras camino el asesino, con el puñal escondido entre la ropa, y doblo a la derecha. A veinte pasos entro en un bar y desde el fondo pidió al mozo agua ardiente. Poco a poco , ya desde el alcohol, ya desde el pánico, el asesino figuraba la forma de escapar, de pasar inadvertido o mejor quizás, inadvertidamente inocente. Meditaba hablando despacio, dejando caer cada vez mas el peso del tenso cuerpo sobre la generosa silla.
Luego del tercer vaso, cansado de tomar solo, y sin la capacidad de poder hilar una idea mas, camino hasta el baño y luego se poso en la barra junto a un joven que parecía extranjero.
_Un vaso de ginebra para mi y otro para mi amigo _ dijo al cantinero el asesino mientras miraba cordialmente al extranjero que le agradecía con una sonrisa.
_Salud_ gritaron al unisono.
Habiendo llegado a la cantidad suficiente de alcohol como para decir o escuchar sin el mas mínimo escrúpulo, el asesino supo que el extranjero había sido asaltado, perdiendo todo su dinero. Con gran ingenio y mucha paciencia, le contó, el asesino al extranjero, su plan de asaltar una casa para así conseguir un poco de dinero extra.
_Siempre es bueno contar con un buen y confiable aliado_ no dejaba de repetir el asesino mientras adivinaba en el ebrio rostro de su compañero un entusiasmo prometedor.
Pagaron la cuenta, salieron del bar, caminaron veinte pasos hasta la esquina y de ahí, tres cuadras hacia la derecha. Se metieron en un baldío, saltaron un tapial hacia un patio.
_Me imagino que tenes un arma_ pregunto el asesino. Un gesto con la cabeza dio la negativa.
_Por lo menos toma esta puñal_ le dijo el asesino al extranjero mientras sacaba de la parte trasera un revolver. Entraron por una ventana, que horas atrás había sido forzada, y recorrieron la casa revolviendo todo. En el segundo piso, luego de no haber encontrado a nadie y tener aun las manos vacías, entraron a una habitación a oscuras, primero el extranjero, luego el asesino. Tanteando la pared, prendió el extrajero la luz y vio en el piso dos cuerpos, el charco de sangre, el puñal en su mano, sangre en el puñal, y al asesino que ahora gatillaba dos tiros en su pecho gritando ¡alto, policía!.

3 comentarios:

Rey Til dijo...

simplemente wow! una muestra de tu gran ingenio mi amigo! simplemente fantastico!

Yolanda dijo...

me gustó... lo pondría en mi compendio de policiales argentinos jeje

algo que decir: "todos tenemos algo de asesinos"

éxitos

Trinidad Herrero dijo...

hola!! me gusto mucho! asi que te gusta cortazar. :) me heroe absoluto. muchas gracias por comentar mi blog. estas invitado a seguir frecuentandolo!!. obviamente, a los que no dejan buenas criticas no los invito. jaja. muy bueno el cuento o micro cuento, o como lo llames. yo tmb tengo algun que otro policial escrito, si te interesa, puedo postearlo. suerte!