Al adecuarse los ojos a la oscuridad del lugar, pudieron distinguir de entre las sombras dos manos. Buscaron los ojos las manos, las manos los ojos, y en la union se encontró una cara detrás de los ojos con las que ahora sabia sus manos. Despacio, como con temor a lo desconocido, y con la atención con la que se leeria un diccionario, desde los ojos bajaron las manos hasta una nariz, unos labios que no hablaban aún, un mentón, y ahora, desde el comienzo nuevamente, se reconocia una y otra vez, como sin creerlo.
Cual un explorador, recorrió toda la cabeza extasiado, delirante. Desde el escaso cabello al norte, hasta el final del mentón al sur. Poco a poco él iba delimitandose, encontrandose, descubriendose, abriendose paso desde la desconocida sombra a través de la tambien desconocida piel de su rostro.
Cual un explorador, recorrió toda la cabeza extasiado, delirante. Desde el escaso cabello al norte, hasta el final del mentón al sur. Poco a poco él iba delimitandose, encontrandose, descubriendose, abriendose paso desde la desconocida sombra a través de la tambien desconocida piel de su rostro.
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